• Especialistas del Hospital Regional “Gral. Ignacio Zaragoza” devuelven esperanza de vida a maestra del IPN, madre de familia con 7 años de diálisis y hemodiálisis.
• El director general, Luis Antonio Ramírez Pineda, felicitó al personal del nosocomio por ser el más productivo del país y por su compromiso con la salud de los derechohabientes.
• Enfermera de 45 años, que sufrió aneurisma cerebral, fue la heroína donante.
Redacción.-
Con la suma de esfuerzos entre familias, personal médico y cumpliendo los protocolos correspondientes, especialistas del Hospital Regional “Gral. Ignacio Zaragoza”, del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), realizaron con éxito un trasplante renal de alta complejidad y dieron nueva esperanza de vida a una persona afectada por insuficiencia renal crónica.
El director general, Luis Antonio Ramírez Pineda, felicitó al personal del nosocomio por el compromiso con el que trabajan a favor de la salud de los derechohabientes; han logrado el reconocimiento de ser el hospital más productivo del país y destacar en uno de los programas más sensibles para salvar vidas, la donación y el trasplante de órganos y tejidos.
Durante la pandemia en el Hospital Regional “Gral. Ignacio Zaragoza” se han realizado cuatro trasplantes renales de donadores de personas fallecidas, en los cuales se ha cumplido con requisitos de bioseguridad para la emergencia sanitaria por COVID-19, establecidos por el Centro Nacional de Trasplantes (Cenatra), como realizar la prueba PCR de detección de la enfermedad.
Por su parte, el director del Hospital, Carlos de Jesús López Morales, informó que la paciente trasplantada es una maestra del Instituto Politécnico Nacional (IPN) de 38 años de edad que ya fue dada de alta y continua en seguimiento médico.
A su vez, el encargado del Servicio de Trasplantes de este hospital, Héctor David Saavedra Hernández, detalló que este logro implicó tres días de trabajo extenuante desde la notificación del servicio de neurología de una posible donante con riesgo de muerte cerebral, hasta la realización de este trasplante de riñón, obteniendo buenos resultados.
La donante, dijo, fue una generosa enfermera de 45 años, quien sufrió un aneurisma cerebral. De acuerdo con sus familiares, unos días antes, sin sospechar que su vida estaría en riesgo, la heroína les expresó su deseo de donar todo lo que de su cuerpo fuera útil para la vida y salud de otras personas, en caso de encontrarse en riesgo de muerte irreversible.
Sus familiares, pese a la tristeza de la pérdida de su ser querido, respetaron su voluntad de donar y expresaron sentirse orgullosos del valor y altruismo de su querida enfermera, explicó.
Por lo que respecta a la paciente receptora del órgano, el encargado del Servicio de Trasplantes afirmó que la maestra de física en el IPN y madre de familia, “cuando fue enterada de que había un órgano para ella, lloró de emoción por la nueva oportunidad de vida que se le presentaba; llevaba 7 años de vivir con diálisis y posteriormente con hemodiálisis, su nefrólogo había reportado agotamiento de accesos vasculares y la paciente podía fallecer en unos meses”.
El trabajo coordinado entre familias donantes, potenciales receptores, personal de la Coordinación de Órganos y Tejidos, profesionales del Servicio de Trasplantes y el apoyo de servicios de neurocirugía, cirugía y administración para cubrir todos los criterios de protocolos legales, así como médicos establecidos por el Cenatra, permitieron obtener los mejores resultados para este procedimiento y beneficiar a la paciente y su familia.
Saavedra Hernández reconoció la entrega y destacada labor del equipo de enfermeras y médicos especialistas que colaboraron con él en esta proeza: el neurólogo Alejandro Bernal López, y de la Coordinación de Órganos y Tejidos, la doctora Lesli Nataly Hernández Correa, y el enfermero Pilar Alfredo Ávalos Ramírez.
Apoyar la donación es algo fundamental para la cultura de la salud en nuestro país, este acto altruista cambia vidas, puede ser una puerta para ayudar a muchísimos pacientes, porque un solo donante fallecido, de acuerdo a su condición, puede brindar riñones, hígado, córneas, piel tejido músculo esquelético y corazón, lo cual la hace una práctica de alto impacto humanitario, concluyó el especialista del ISSSTE.