• La mejor prevención de contraer y contagiar esta enfermedad es la vacunación, que da un parámetro de seguridad de alrededor de un año, la cual debe renovarse después de cumplido este periodo.
• La UAA tiene a disposición de la Comunidad Universitaria la vacuna para administrarla de forma gratuita.
Redacción.-
En el año 2009, la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró emergencia internacional ante el número de casos de influenza AH1N1. En México, de acuerdo con cifras del Sistema Nacional de Vigilancia Epidemiológica (SINAVE), entre el 29 de diciembre de 2019 y el 30 de enero de 2020 se han reportado más de mil 300 casos y 45 defunciones.
Debido a la prevalencia y permanencia de esta infección viral, el doctor Jorge Prieto Macías, médico internista y decano del Centro de Ciencias de la Salud (CCS) de la Benemérita Universidad Autónoma de Aguascalientes, remarcó que la mejor prevención para no contraer esta enfermedad es la vacunación, que da un parámetro de seguridad de alrededor de un año, la cual debe renovarse después de cumplido este periodo.
Puntualizó que debe vacunarse a los bebés a partir de los 6 meses de edad y permear la difusión de este biológico entre las temporadas invierno-primavera y otoño-invierno. Sobre esto, la UAA, gracias a su vinculación con los Programas Integrados de Salud del Instituto Mexicano del Seguro Social (PrevenIMSS) y con el Instituto de Servicios de Salud del Estado de Aguascalientes (ISSEA), tiene a disposición de los estudiantes, docentes y administrativos de esta institución la vacuna para administrarla de forma gratuita.
Las personas que presentan más riesgo de contagio son niños menores de 12 meses y hasta cinco años; población mayor a los 65 años; que tengan sobrepeso, que se encuentren hospitalizadas o con alguna enfermedad crónico degenerativa; mujeres embarazadas, así como las que se encuentren en los primeros dos meses después del parto; así como quienes presenten neumonía, bronquitis, meningitis o problemas del corazón.
Explicó que los principales síntomas de esta enfermedad son muy parecidos a los de la gripe: fiebre, dolor de cabeza, tos, fatiga, debilidad, congestión nasal y dolor de garganta, así como escalofríos y sudoración. Estos síntomas, de no ser tratados con prontitud, pueden complicarse en forma importante con resultados fatales para el enfermo.
Recomendó que, en caso de presentar los síntomas mencionados, se acuda a recibir atención médica para detectar la enfermedad tempranamente; y, de esta manera, trasladar al paciente a un área especial para darle los cuidados y atenciones pertinentes.
Finalmente, para prevenir el contagio recomendó algunos hábitos saludables tales como lavarse las manos frecuentemente, tener una alimentación adecuada, evitar el contacto directo con personas enfermas y, en caso de presentar estornudos o tos, apartarse o cubrirse.